No importa lo que esté sucediendo en torno de nosotros, es esencial no olvidarse de volver al centro de nuestro corazón, sin importar a dónde nos lleve nuestra mente. Retroceder y permanecer en el centro de nuestro corazón permitirá que las cosas que resuenen con este espacio graviten hacia nosotros. A veces puede parecer insoportablemente difícil, debido a las circunstancias y a las facetas del ego, pero no olvidemos el camino que elegimos hace mucho tiempo, incluso antes de lo que podemos recordar.
A veces no somos capaces de ver en la superficie, y todo parece atascado o bloqueado, pero en una capa más profunda e invisible hay un proceso completo de creación, así que no olvides gravitar de regreso al centro de tu corazón, el centro que nos conecta con nuestro Yo infinito.
Está bien deambular, dejarse llevar por el juego de la vida y su posición intrínseca, pero una vez que llegues a ese punto, cuando te das cuenta de que está lejos de tu "hogar", toma el camino más fácil de regreso a casa, a donde perteneces.
El centro del corazón nunca juzga el momento presente, estar en el espacio de tu corazón siempre implicará aceptar y abrazar lo que es, tal como es, porque el corazón no quiere escapar del momento presente, incluso en aquellos momentos en los que el momento presente parece un tornado. Es aquí, en este espacio, donde comienza el proceso de integración, permítete sentirlo todo.
Mantente fiel a ti mismo, a ti misma, a tu ser infinito, y todas las personas y circunstancias que coincidan con esta frecuencia gravitarán hacia ti tarde o temprano.
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